NATURALEZA
Mi infancia fue Naturaleza y así quedó marcada en mi piel y alma para siempre. Todo mi trabajo tiene sus raíces allí, en la tierra donde pateábamos la pelota, el agua donde cazábamos ranas, en la leche de la vaca que ordeñábamos y en los árboles que nos daban sombra para una siesta o para una charla con el abuelo. Con mis hermanos plantábamos, veíamos crecer y cosechábamos frutas y verduras para que, luego nuestra madre, les agregara fuego y amor y los sirviera en nuestra mesa familiar.
De allí viene nuestra forma de trabajar en Próspero Velazco, que nos devuelve la posibilidad de recuperar aquella relación entre la materia prima y el tiempo. Interpretamos a la Naturaleza con humildad y la representamos dándole el tiempo y la sabiduría adecuados para convertirse en placeres para el paladar.
PRÓSPERO VELAZCO
Nací en Florida, Uruguay en 1967.
Comencé mi carrera como ayudante general en el mítico Bleu Blanc Rouge de Punta del Este a los 17 años, sin haber tenido previamente vínculo alguno con la pastelería.
Tras cinco temporadas de ascendente experiencia en la costa uruguaya, trabajé durante numerosos inviernos en los hoteles Piscis y Aries de Las Leñas, Mendoza junto a Francis Mallmann, con quien continué trabajando de regreso en Buenos Aires en su resto Patagonia.
Mi camino continuó en Estrasburgo, donde hice un stage en el emblemático restaurante Au Crocodile; fue una experiencia que marcó un antes y un después en mi vida.
Esta nueva etapa prosiguió con Villa La Angostura, Sevilla, Viena, São Paulo, Australia y Lisboa. Y cada destino dejó su marca personal en mi estilo.
De Lisboa a Manhattan donde fui chef pattisier del restaurante Van Dam junto al reconocido chef Fernando Trocca. En NYC viví y trabajé durante siete maravillosos años de mi vida.
De regreso en Bs As, tuve el placer y honor de trabajar con Emilio Garip, en su reconocido restaurante Oviedo hasta que, en 2009, llegó a mi vida la mujer que se convertiría en mi compañera, amante, madre de mis hijas y socia.
Juntos y movidos por la pasión, nos embarcamos en la gran aventura del proyecto personal, y logramos poner en marcha nuestra querida planta de producción.
Próspero Velazco.




